La Súper Papelería es una cadena de 5 establecimientos especializados en… papelería (¿has visto?? ¡la magia del naming!) y querían que hiciera un rediseño de la marca después de 35 años, pero con anestesia.
Me pidieron cierta continuidad con las líneas anteriores; hay que tener en cuenta que se trata de una empresa familiar y el factor afectivo toma un papel importante. Además el modelo de negocio les ha funcionado estupendamente y obviamente debemos ser continuistas.
Sigamos pues: nos quedamos con el carro, simplificando las formas y haciéndolas técnicamente más versátiles desde el punto de vista de reproducción y con las tintas hacemos un cambio del negro por el gris para conseguir un conjunto más liviano.
Mantuve las formas, los conceptos y hasta casi me acerco a los orígenes, pero implanté un «envoltorio» corporativo de marca que aprovecha las mismas tintas corporativas y que le dio un toque muy diferenciador descargando un poco el protagonismo del imagotipo en favor de la identidad corporativa global y que nos permite más flexibilidad a la hora de comunicar corporatividad y un recurso valioso a la hora de implantar interiorismos y recursos gráficos en aplicaciones.
Y todo esto sin dolor, aunque sí que es cierto que recuerdo la reunión de la presentación de la marca como algo especial frente al fundador de la empresa y su gesto de aprobación asintiendo levemente fue un alivio general para todos los que estábamos allí. Fue muy bonito.
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